¿Por qué es más fácil establecer un negocio en Estados Unidos que en otros países? Mark White, abogado de empresas internacionales en White-summers.com, tiene la respuesta: “No hay requisitos mínimos de capital, ni una diligencia en la verificación de antecedentes de los fundadores.
Tampoco es necesario ser ciudadano de Estados Unidos y existe una gran variedad de modelos empresariales que permite flexibilidad en la estructura y en cómo la empresa gestiona su negocio”. Esta agilidad es quizá la clave para que en este país se creen una media de 600.000 compañías año. José Mateos, vicepresidente de la Cámara de Comercio Española en California, asegura que “por 200 dólares y en un día se puede tener una empresa”.
Pero insiste en que la constitución legal de una firma no es tan importante para hacer negocios en un país, “la legislación laboral, los impuestos, el talento o el mercado sí que pueden ser decisivos”.
Para que nada te pille por sorpresa en tu aventura americana, éstos son algunos de los elementos que apunta White y que deberás tener en cuenta:
Visado. Necesitas un visado L1 (transfer) o E2 (inversor). No requieres una cantidad determinada para capitalizar la empresa ni que tus empleados sean americanos. Basta con una dirección en el país y un número de teléfono, el móvil es suficiente.
Capital riesgo. Sólo financian las firmas instaladas en Delaware, porque allí las leyes son más flexibles. La compañía tiene que solicitar un permiso para hacer negocios en los estados en que tiene oficina y, en cada uno de ellos, difieren los impuestos y jurisprudencia sobre la responsabilidad fiduciaria a los accionistas minoritarios. Por lo demás, las leyes corporativas y comerciales suelen coincidir en la mayoría de los estados.
Impuestos. Todas las empresas pagan el impuesto federal del 35%, los residentes en Estados Unidos deben abonar además el estatal. Los gobiernos estatales y locales también pueden imponer tasas sobre la renta, que van desde el 1% al 12%. La tasa impositiva es del 40%.
Ingresos. Los ingresos tributan durante el año en el que se percibieron y también en el momento de hacer el reparto a los accionistas. Los de una organización lo hacen dos veces: como entidad independiente y con el accionariado, cuando se distribuyen los beneficios a través de los dividendos.
A la caza de inversor. José Mateos, vicepresidente de la Cámara de Comercio Española en California, afirma que “a los inversores estadounidenses les gusta mirar las nuevas ideas que vienen de fuera. Ésta es una de las ventajas, a las que se suma que las empresas extranjeras piensan en global, a diferencia de muchas compañías nacionales”. Añade que “los trámites son muy ágiles, apenas hay retrasos, un factor que contribuye positivamente al desarrollo futuro del negocio”.
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